George L. Moss. La nacionalización de las masas

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Las sociedades gimnásticas y el estilo de vida fascista en el siglo XIX.
El autor, para explicar el proceso social y político que hizo del nacionalismo un movimiento de masas, recurre a la evolución de las escuelas y las sociedades gimnásticas que se implantaron en Europa durante el siglo XIX. La tesis de este libro es que la aparición del nacional socialismo en el siglo XX, no es espontánea, sino el desarrollo, durante el siglo XIX, de un estilo de vida fascista al que las sociedades gimnasticas, las sociedades corales masculinas y las de tiro al blanco contribuyeron de forma decisiva, aportando su estética, su mística y su liturgia.
En este punto hay que decir que todo lo que no sea leer el libro completo, es correr el peligro de la imprecisión, la banalización o la consigna, por lo que seré muy prudente en lo que transcriba.
El ideal de belleza, la estética de estas sociedades, con referencia a cánones mitológicos de lo griego y lo germánico, devino en una cuestión de superioridad de la raza. La gimnasia, más que ser el instrumento para conseguir pureza de raza, era la forma de demostrarlo y se aplicó a ello con festivales y demostraciones públicas. Son precisamente las demostraciones, disciplinadas y masivas, las que han de conseguir la liturgia mística, a partir de un ejercicio gimnástico banal, y la elección de espacios emblemáticos, de una unión entre lo físico y lo patriótico, que muestra como imprescindible el ejercicio físico en la creación del estilo de vida.
Puesto que esta estrategia funcionó para la creación de los nacionalismos de principios del siglo XX ¿por qué no aplicarla al deporte para conseguir la alienación mercantil? Bueno, esto último ha sido un salto en el vacío, una consecuencia que se deriva de la lectura del sexto capítulo del libro.
Termino esta entrada parafraseando el primer párrafo de la introducción: Lo que a mí me preocupa es la dignidad del que hace deporte o a elegido la vía sensitiva y corporal para desarrollar plenamente su vida.
Los deportistas hemos perdido el control sobre nuestras razones y no conseguimos explicarlas a la sociedad más allá de la enormidad de su práctica y el dinero que mueve. Esto no da mucho prestigio.
Dice Maquiavelo “como puede sobrevivir un hombre de bien en un mundo perverso”. Son las mismas dificultades que tiene un deportista para vivir su práctica al margen de las modas o el mercado. O la interpretación despectiva de su ocupación. Nos queda poner los nombres de quienes propiciaron ese modelo (el estilo fascista) en el desarrollo de la gimnasia en el siglo XIX.
 
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Ludwig Jahn (1778-1852). La gimnasia y el deporte conductores de masas sumisas.
En la historia de la educación física se trata a Ludwig Jahn como uno de los pioneros de la educación física contemporánea, sin más análisis, cuando en realidad, para quienes revisan la historia, es un puntal de la unificación alemana y sus ideas, en manos de sus sucesores, parte de la justificación de un estilo de vida fascista.
Su doctrina caló hondo en la educación física militar, en las organizaciones juveniles y en la idiosincrasia de la gimnasia educativa y en la gimnasia deportiva, en oposición a las ideas de Guts Muths, decantadas hacia los ideales de Pestalozzi.
En el capítulo sexto se desarrolla la creación, el desarrollo y la aportación de las sociedades gimnásticas a la creación de un estilo de vida. La necesaria urgencia de ese escrito me obliga a centrarme en unas pocas ideas que reproduzco literalmente:
 “…los gimnastas que, en cierto sentido, fueron los pioneros de la autorrepresentación nacional alemana. El amor a la patria mediante la gimnasia…”
 “Los gimnastas se consideraban el catalizador de la regeneración nacional.”
 “En la historia, lo que es memorable, se renueva mediante el espectáculo del poder masculino; los honorables hechos de los antepasados se renuevan a través de la competición gimnástica. (L. Jahn)”
Parece antiguo, es de otra época, pero el sencillo ejercicio de cambiar gimnasia por deporte y patria por dinero o mercado nos da una lectura actualizada. Sin necesidad de hacer piruetas lingüistas o ideológicas podemos ver el reflejo ideológico de las ideas de Jahn en la celebración de las olimpiadas de Berlin de 1936 y en numerosas celebraciones de partidos en los que se juega el honor y la honra.
Los alemanes son conscientes de la manipulación de la educación física y de su papel en la generación del fascismo. Los grupos alemanes que estudian el pasado para no volver a caer en los mismos errores, tienen la mirada puesta en el deporte, heredero de la preocupación por el cuerpo.
No es una preocupación que yo detecte en España, como si aquí no nos hubieran gobernado fascistas y la gimnasia no hubiera bebido de esas fuentes. O como si Amorós fuera ajeno a esta ideología.
Termino con una alusión a la importancia del espectáculo gimnástico o deportivo como:
“La creación gimnástica formaba parte del interés de Jahn en la concepción de ritos nacionales válidos, porque se daba cuenta de que estos conducían a la conversión de una muchedumbre caótica en una masa disciplinada, en parte por la representación de actos sagrados… “
No tiene desperdicio la lectura. Imprescindible para crear conciencia sobre las influencias que gravitan sobre la educación física y el deporte. La dignidad del deportista pasa por revisar su historia.
 
 
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