Escrito por Luis Antolín el Publicado en EDUCACIÓN FÍSICA.

Tres filósofos

Cultura, subcultura y deporte

Conversación entre los pensadores Manuel Cruz, Cesar Rendueles y Daniel Innerarity

Cuando yo estudiaba la carrera de educación física, allá por los años setenta, vivíamos en un estado fascista y la práctica profesional, en esta materia, estaba altamente politizada y devaluada. Ya se intuía la muerte del dictador y, para que la educación física y el deporte superaran esa realidad, necesitábamos valores y conocimientos esencialmente indiscutibles. En ese empeño nos enfrentábamos a dos cuestiones de las que dependía el prestigio de nuestra carrera. Las preguntas eran: ¿Es el deporte cultura? ¿Existe una praxis científica propia del deporte? No entraremos en las razones de antes ni en las de ahora. Para ver las de antes propongo al lector curioso que indague en la bibliografía de José María Cagigal, cuáles eran los argumentos que estaban en discusión.

Hacía mucho que no leía nada sobre estos dilemas. Ahora el deporte y la educación física son una carrera universitaria, por lo que se supone que aquellas dos preguntas se han resuelto afirmativamente: el arraigo cultural y el cuerpo científico propio. Aunque mi sensación después de haber pasado por estas facultades es que el cuerpo científico que se cultiva no es propio y que la cultura deportiva se ha sustituido por el comercio y el espectáculo. Son otras miradas, no las de los deportistas, las que detectan el valor cultural del deporte y nos ofrecen razones para que pensemos cual es el papel que juega. Ese es el caso de este artículo que protagonizan tres filósofos.

Cesar Rendueles afirma que algunas manifestaciones que salen en las páginas de deportes de los diarios debían ir en las de cultura. Y que algunas que salen en las de cultura debían ir en las de consumo. Se refiere a actividades deportivas como prácticas amateur que rondan el territorio de la cultura.

A Manuel Cruz esta visión del deporte le recuerda la subcultura que defendía Vázquez Montalbán que integraba disciplinas cuyo saber no está en las academias. Esto del saber no académico parece una referencia al conocimiento que se adquiere en determinadas prácticas, también las deportivas, y que relaciono con las inteligencias múltiples de Gardner, que a pesar de su prestigio no han conseguido hueco en el saber oficial de las universidades.

A Daniel Innerarty le parece que en estos espacios pocos consolidados se dan las mejores ideas. Se entiende que las ideas capaces de superar el corsé de la especialización. Ve en estos espacios (que podrían ser los del deporte si lo entendemos como subcultura) la posibilidad de desarrollar pensamiento a partir de un cierto bricolaje personal. Es decir la necesidad de pensar por uno mismo, elaborar la experiencia y después verbalizarla. Él no lo dice, lo digo yo, el deporte es una excelente herramienta para reflexionar y desconectar del discurso oficial y del pensamiento uniforme. En materia social y política.

El problema para esta desconexión, dice Manuel Cruz, es la falta de tiempo y el ruido de fondo. El mercantilismo, la corrupción y la politización del deporte hacen que no sea fácil el pensamiento autónomo. Hacen falta mapas, referencias a la totalidad… (Daniel Innerarty). Saber a dónde vamos, como se relaciona el deporte con todos los aspectos de la cultura y para que vale el deporte al margen del negocio y la alienación.

Y tiempo, las nuevas tecnologías cualquiera diría que no afectan al modelo deportivo, pero no es así, son un ídolo de la eficiencia y la inmediatez. Este modelo cuestiona la utilidad del juego o la experiencia práctica como forma de adquirir conocimiento. Para que el juego sea útil debe estar dotado de conectividad, dicen quienes confían ciegamente en las nuevas tecnologías, cuando el deporte debería ser un espacio de desconexión (todo eso lo dice hablando de las bibliotecas y yo lo aplico al deporte).

Cesar Rendueles dice, bueno, yo soy más optimista. Cada vez veo más gente consciente de llevar “vidas dañadas” como decía Adorno. De haber vivido y seguir viviendo una gran mentira. Y lo veo también en la Universidad. Frente a una inercia heredada del pasado, cada vez veo gente, sobre todo estudiantes, que hace grandes esfuerzos para vivir de otra manera. Para vivir de otra manera el deporte. 

Tres filósofos contra la prisa y el ruido. Borja Hermoso. El País, 26 de noviembre de 2016. P. 26 / Cultura.