Leed entre líneas

Política, mercado y universidad

Leer entre líneas es el recurso que tenemos los lectores, cuando está perjudicada la libertad de expresión, para encontrar razones, deseos y argumentos camuflados en un escrito. La libertad de expresión sufre en las dictaduras políticas y también en las dictaduras mercantiles, que compran los medios de comunicación accesibles y entierran la razón, la libertad y el sentido común en montañas de basura. Por eso, leer entre líneas, es una habilidad muy apreciada en las dictaduras. No es necesario que un escritor tenga la intención de escribir entre líneas para poder leer entre líneas.

Leer así requiere esfuerzos. Los primeros esfuerzos son saber leer y leer. Los demás tienen que ver con la capacidad crítica, la no complacencia, la libertad mental y, rara avis, honradez intelectual y moral democrática.

Recorté dos artículos que, puesto uno sobre otro, dan una semblanza, mucho más allá de las ideas que contienen, sobre lo que trasciende de la práctica deportiva en intelectuales y técnicos mercantiles.

El primero son dos de Javier Cercas. En sendas columnas de El País Semanal habla, primero en contra y después a favor del deporte. Para hablar del deporte en contra, aun reconociendo que existe manipulación social y política, estafas, fascismo, se centra en los valores del propio juego en los que aprecia vileza, zafiedad, marrullería. Un asco que remata con un rotundo que les den morcilla. Cuando escribe a favor, sí que habla de la manipulación política del deporte, pero en positivo. Cuenta la historia de un partido entre Sudán y Costa de Marfil en el que, al final, Didier Drogba, arengó a la población de Costa de Marfil para que se uniera y cesara en la guerra civil. Parece ser que con bastante éxito. Recuerda la pacificación de Sudáfrica, por Mandela utilizando el rugby. Cuando habla del juego es una mierda y, cuando el deporte no es deporte, es fantástico.

El otro lo firma Mamen Lucio (El País Negocios. En el campo y en el campus. 13 /05/2018) y desarrolla la idea del fútbol como imparable generador de dinero y esta es la razón para su implantación en los estudios universitarios (desde luego no la mía). Luego hace un canto al máster en Dirección de Fútbol de la Escuela Deportiva del Real Madrid y la Universidad Europea en el que el director, David Viejo, se descuelga con la siguiente perla: “Conocer de primera mano a jugadores y profesionales… pisar las sedes de los clubs de éxito… Por eso es lógico que no haya títulos oficiales relacionados con estos estudios. Si las clases les dieran doctores resultaría demasiado académico… Este es el producto que gusta”. Esto es para David Viejo el alto nivel de excelencia que desea para la Universidad. Supongo que esa justificación, junto a las fotos de Butragueño y Zidane, estará en la memoria para que la Universidad Europea haya avalado la excelencia. En el mismo artículo nos avisan de un negocio “deportivo” emergente, los e-Sport, que también mueven millones, por tanto, también tendrán su master.

Cualquiera puede saber lo que pienso, pero hay mucho más que pensar, mucha más información entre líneas de la que puedo comentar. Resumiré mis conclusiones. Vaya palo para quienes luchamos para que el deporte fuera universitario. Me gustaría que fuera eficaz mi grito: ¡Quitad vuestras sucias manos de mi deporte!

 

 

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